Acaso un bodegon
15/10 – 28/11
15/10 – 28/11
El arte abstracto ha muerto. Quizás sea una afirmación demasiado rotunda y tajante para dar comienzo a este texto. No obstante, a nada que se analice la abstracción como una práctica artística actual, se evidencia que poco tiene que ver con el contexto y el fin del que surge el arte abstracto: una ruptura con un sistema de representación que a lo largo de la historia del arte había sido esencialmente figurativo, es decir, un sistema mediante el que se representa lo que es percibido a través de la vista. En otras palabras, si bien el arte figurativo busca la veracidad del objeto a través de una percepción visual, el arte abstracto establece otros caminos o procesos (también perceptivos y/o analíticos) mediante los que hallar un nuevo prisma veraz del objeto. No es un rechazo al propio objeto, si no a la autarquía de su figura, de su forma.
El arte abstracto ha muerto
No obstante, durante el s. XX el arte abstracto se vuelve hegemónico a través de numerosas corrientes, estableciéndose diferentes criterios o vías en los que se articula. Una vez establecidas y habiendo generado un influjo a través una iconografía consolidada, ¿sigue teniendo vigencia aquella concepción original del arte abstracto? Si un artista actual toma como referencia el cubismo, ¿está llevando a cabo arte abstracto o, al ceñirse a unas formas concretas y establecidas previamente, está llevando a cabo arte figurativo? ¿Cuáles son las fronteras actuales entre el arte figurativo y el abstracto?
Con la apertura del campo iconográfico y la práctica digital, la diferenciación entre arte abstracto y figurativo, quizá haya quedado obsoleta. Si analizamos el término latino abstrahĕre (del que proviene la palabra “abstraer”) encontramos dos partículas: abs- (separar) y trahĕre (traer). Un término que podría definirse como la acción de generar una síntesis mental de las propiedades esenciales de un objeto. ¿Acaso no es el arte figurativo una abstracción subjetiva de la realidad? Si bien en su origen la diferenciación entre ambos tipos de arte tuvo el fin de indicar una ruptura en el sistema de representación, a día de hoy la abstracción se ha convertido en una entelequia, en una idea quimérica.
Una conclusión que surge, no tanto desde un planteamiento teórico, sino desde la propia práctica artística, de los propios procesos creativos. Y es precisamente esto lo que pretende circundar esta exposición. Una muestra de cómo se articula la gestación de la obra de arte en la práctica actual a través de artistas de diferentes generaciones, permitiendo el análisis de esos procesos donde, liberados de la dicotomía superficial de lo abstracto y lo figurativo, se enriquecen encontrando nuevas vías para la producción artística. Asimismo, se pretende poder observar cómo los procesos están condicionados por unos contextos concretos, que pueden variar o no a través de las diferentes generaciones de artistas que estarán presentes en esta exposición.
Guillermo Amaya Brenes
Luis Gordillo (Sevilla, 1934). Sin lugar a duda, uno de los mayores referentes del arte contemporáneo español. Premio Nacional de Artes Plásticas (1981), Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1996), Medalla de la Ciudad de Sevilla, Premio Velázquez de Artes Plásticas (2007) o Hijo Predilecto de Andalucía son sólo algunos de los galardones que ha recibido en su dilatada trayectoria. Si bien su trabajo pictórico es el que más ha trascendido (y el que se puede ver en los mejores museos de todo el mundo), Gordillo no ciñe su práctica artística a una técnica ni a un soporte en exclusiva, sino todo lo contrario. En esta exposición Luis Gordillo nos permite observar su maestría en el dibujo o el arte digital, demostrando (a pesar de todo, que no es poco) la excitada inquietud del artista que emprende su propio camino.
S/T ( Más o menos una jirafa)
Collage digital.
Impresión fotográfica. Ed. de 3 .
60 x 261 cm
2020
Paco Pérez Valencia (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1969). Artista, doctor en Bellas Artes, profesor universitario, museógrafo, gestor cultural, creador de la Universidad Emocional, padre, amante del teatro, del boxeo… Pérez Valencia es una persona comprometida con todo en lo que se involucra, lo cual lo convierte en un ser excepcional con una agenda siempre ajetreada. Esto contrasta con la personalidad accesible y el carácter sereno y sosegado que posee. Algo así ocurre con su trabajo artístico, considerado por el propio artista como un naufragio en la pintura. Cada obra de Paco se podría dividir en dos partes: lo que se ve y lo que no se ve. A pesar de la riqueza de lo primero, no es más (ni menos) que una consecuencia de lo segundo. Habría que zambullirse en cada obra, sumergirse en la pintura para encontrar los restos de cada naufragio.
Fernando Parrilla (Sevilla, 1957). Uno de los exponentes de la pintura andaluza de los años 80. Su obra ha sido expuesta junto a la de Gordillo, Tapies, Chillida o Saura y reconocida y se encuentra en colecciones como la del Parlamento Andaluz, la Universidad de Sevilla, la Fundación el Monte, la Casa de Alba o algunos consulados de España. En el lenguaje de Parrilla se evidencia lo fútil que supondría catalogarlo desde la abstracción o lo figuración, ya que en éste prima un discurso poético. Una compleja pero armónica melodía en el que se conjugan las formas y los colores. La obra de Fernando Parrilla consigue captar el vaporoso equilibrio que emana del caos.
Raquel Serrano (Tafalla, Huelva, 1995). Sin duda, una de las jóvenes promesas actuales del panorama artístico sevillano. Serrano ya cuenta con una obra sólida y definida basada en el estudio y la experimentación de la plasticidad gráfica ya ha sido reconocida por diferentes instituciones (recientemente ha llevado a cabo su beca en el Encuentro de Arte de Genalguacil) y ya ha estado presente en numerosas exposiciones colectivas, habiendo llevado a cabo su primera exposición individual en Di Gallery. A Raquel Serrano le interesa generar una imagen como pequeña porción de una realidad subjetiva, descontextualizada, tomarla como un todo. El tratamiento que le da al dibujo abandona la concepción de éste como estructura ósea de la pintura, dotándolo de un lenguaje propio y de una plasticidad pictórica.
Sin título-1
Grafito en polvo sobre papel Canson Edition Extra Blanco 250 gr.
100 x 154 cm
2020
Valla
Grafito en polvo sobre papel Canson Edition Extra Blanco 250 gr.
28 x 21 cm
2019
Prueba de impresión
Grafito en polvo sobre papel Canson Edition Extra Blanco 250 gr.
45,5 x 20 cm
2019
Alejandro Botubol (Cádiz, 1979). De Cádiz tomó la luz de su costa, de Sevilla el legado de la pintura y de Nueva York unos referentes que le ayudaron a encontrarse a sí mismo. Alejandro Botubol actualmente vive en Madrid, donde ha trabajado junto a grandes galerías de reconocimiento internacional. El trabajo de Botubol ha estado presente en exposiciones en países como Portugal, Suiza, Finlandia, México, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia, EEUU o en ferias internacionales y ha sido galardonado en multitud de ocasiones. Mediante su obra, Botubol reflexiona sobre la luz y la influencia que genera en las cosas que le rodean. Una profundización en torno al poder revelador de la luz y su capacidad de alterar lo iluminado.
Seleka Muñoz (Sevilla, 1982). Desde los diez años ya pintaba en las calles de Sevilla. Seleka representa, como artista y como galerista (cofundador de Delimbo) el momento preciso donde el arte urbano en España se introduce en las galerías de arte contemporáneo. Sus orígenes están ligados a nombres como Okuda, San, Spok, Sixe, Demsky o Roice 183, un momento bastante fructífero para el grafiti en España, siendo él uno de los mayores referentes en Sevilla. Poco a poco se fue interesando por el panorama artístico “indoor”, realizando su primer lienzo en 2002. A día de hoy casi la totalidad de su producción surge en el taller, a pesar de que sigue quedando mucha calle en cada una de sus obras. Obras que han provocado el interés de galerías en Francia o Estados Unidos y de ferias internacionales. El trabajo de Seleka plantea el desvanecimiento de los límites entre dualidades como lo urbano y lo contemporáneo, lo figurativo y lo abstracto o lo académico y lo autodidáctico.
BIRLIBIRLOQUE
Óleo, óleo en barra y spray MTN
sobre lienzo
162 x 146 cm
2018
S/T (Amor)
Barra de óleo y carboncillo sobre papel artesanal.
50,5 x 36 cm
Pablo Padilla (Sevilla, 1997). A pesar de ser el artista más joven de la exposición, Pablo Padilla cuenta con una idea bastante definida de lo que pretende a través de su obra, planteando la realidad pictórica como una verdad en sí misma. Padilla busca una desconexión de su obra respecto a cualquier elemento de la “realidad no pictórica”, para generar una verdad en sí y por sí misma. Siempre plantea su obra desde la consciencia de que va a ser contemplada y esto le lleva a un lenguaje que se articula por los propios elementos que surgen de la propia pintura (colores, formas, trazos, etc.). Esto implica tratar la pintura como un todo, y por tanto, Pablo Padilla está en la continua búsqueda de sinergias y armonías que surjan en la propia obra, proporcionando una autonomía y autoridad total a la propia pintura.
STEALING TOWELS
Óleo sobre lienzo
Díptico. 146 x 114 + 146 x 97 cm
2020
Parte de esta actividad ha sido subvencionada gracias a las Ayudas Extraordinarias a la Promoción del Arte Contemporáneo Español 2020.