Silvia Cosío, Concha Ybarra, Julia Santa Olalla, Agus Díaz Vázquez, Pepe Domínguez, Dionisio González, Alejandro Ginés, Miguel Gómez Losada, Javier Palacios, Pavlo Padilla, Ignacio Estudillo, Rosa Aguilar, Jan Monclús, Zësar Bahamonte, Paco Pérez Valencia, JuanMa Rodríguez, Claudia Pastomás, Pepe Barragán, Miguel Ángel Cardenal y María José Gallardo.
11-15.07.2025
“El gato de Schrödinger” es un experimento mental, a veces descrito como una paradoja, ideado por el físico austriacoirlandés Erwin Schrödinger en 1935. Durante el curso de discusiones con Albert Einstein, Ilustra lo que él vio como el problema de la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica. El escenario presenta un gato hipotético que puede estar simultáneamente vivo y muerto, un estado conocido como superposición cuántica, como resultado de estar vinculado a un evento subatómico aleatorio que puede ocurrir o no. Con esto, Schrödinger quiso mostrar el problema que existe en cómo entendemos la medición y la realidad. La paradoja sugiere que el modelo cuántico no puede describir de manera coherente lo que pasa en el mundo real sin una interpretación clara del “acto de observar”.
Basándonos en esta paradoja de “El gato de Schrödinger”, DiGallery propone un proyecto en el que se llevará a cabo un interesante juego expositivo. La feria tendrá lugar del 11 al 15 de julio de 2025, siendo su horario todos los días de 17:00 a 21:30h, conformará un total de 20 horas de exposición. En el transcurso de la feria y cada hora, se descubrirá una nueva obra y será expuesta en el stand, manteniendo a la espera aquellas que aún no se han mostrado, en una instalación pensada ex profeso para ArteSantander 2025.
“El gato de Schrödinger” es un experimento mental, a veces descrito como una paradoja, ideado por el físico austriaco-irlandés Erwin Schrödinger en 1935, durante el curso de discusiones con Albert Einstein. Ilustra lo que él vio como el problema de la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica. El escenario presenta un gato hipotético que puede estar simultáneamente vivo y muerto, un estado conocido como superposición cuántica, como resultado de estar vinculado a un evento subatómico aleatorio que puede ocurrir o no. Con esto, Schrödinger quiso mostrar el problema que existe en cómo entendemos la medición y la realidad. La paradoja sugiere que el modelo cuántico no puede describir de manera coherente lo que pasa en el mundo real sin una interpretación clara del “acto de observar”.
Schrödinger pretendía que su experimento fuera una discusión de la paradoja EPR, llamada así por sus autores Einstein, Podolsky y Rosen en 1935. La paradoja EPR destacó la naturaleza contraintuitiva de las superposiciones cuánticas, en las que un sistema cuántico como un átomo o el fotón puede existir como una combinación de múltiples estados correspondientes a diferentes resultados posibles.
La teoría predominante, llamada interpretación de Copenhague, dice que un sistema cuántico permanece en superposición hasta que interactúa con el mundo externo o es observado por él. Cuando esto sucede, la superposición colapsa en uno u otro de los posibles estados definidos. El experimento EPR muestra que un sistema con múltiples partículas separadas por grandes distancias puede estar en tal superposición. Schrödinger y Einstein intercambiaron cartas sobre el artículo EPR de Einstein, en el curso del cual Einstein señaló que el estado de un barril inestable de pólvora, después de un tiempo, contendrá una superposición de estados explotados y sin explotar.
Para ilustrar mejor, Schrödinger describió cómo se podría, en principio, crear una superposición en un sistema a gran escala haciéndolo dependiente de una partícula cuántica que estaba en una superposición. Propuso un escenario con un gato en una cámara de acero cerrada, en el que la vida o la muerte del gato dependía del estado de un átomo radiactivo, si se había descompuesto y emitido radiación o no. Según Schrödinger, la interpretación de Copenhague implica que el gato permanece vivo y muerto hasta que se observa el estado. Schrödinger no deseaba promover la idea de gatos muertos y vivos como una posibilidad seria; por el contrario, pretendía que el ejemplo ilustrara el absurdo de la visión existente de la mecánica cuántica.
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