¿Instalación pictórica o pintura instalativa? Puede que sea una de las preguntas que se le vengan a la cabeza cuando se introduzca en ‘Bucle’, la nueva colección de Miguel Ángel Cardenal (1989, Badajoz).
“La pintura, es la escusa de la creación”
Miguel Ángel Cardenal
‘Bucle’ es pintura, y es instalación. Pero también es lenguaje, en el sentido más gramático, etimológico e incluso caligráfico de la palabra. Como todo lenguaje dispone de unos códigos que, estructurados de forma yuxtapuesta y coherente, dan lugar a una serie de significantes a los que dar sus correspondientes significados.
Si bien es cierto que sería complicado dar respuesta a la pregunta con la que comienza este texto, también es verdad que dicha respuesta no atañería a las cuestiones retóricas, ni siquiera formales, de la obra de Cardenal. El artista, lejos de pretender sentar cátedra sobre una disciplina concreta (ya fuera la pintura o la instalación), prima la propia articulación plástica que se configura dentro de ‘Bucle’. Un sistema en el que todos sus componentes emergen asociados mediante una serie de vínculos generando un lapso que acaba donde empieza, sin terminar de acabar, empezando lo acabado.
El color, las formas, el volumen, las dimensiones o los materiales quedan a total disposición de este juego. De una armonía surgida del propio proceso creativo en el que Miguel Ángel Cardenal provee de las vías necesarias para que confluyan todos estos elementos en un mismo trayecto estético y discursivo. Y es así como, en una complicidad intuitiva dentro del taller, se genera el lenguaje que podemos ver en ‘Bucle’.
Si bien en esta exposición aparece un discurso indudablemente estético, entre bastidores (nunca mejor dicho) y tras el temperamento escénico que se hace latente en ‘Bucle’, se asienta el fundamento retórico y narrativo. ‘Bucle’ hace de Arca de Noé, pero también de Caja de Pandora. ‘Bucle’ es un continente en el que Cardenal deposita aquello que quiere poner a salvo y a su vez, se salva a sí mismo de todo lo depositado. Un hecho que, sin dejar de ser paradójico, conforman la razón motriz en la que se desarrolla la exposición más desenvuelta de Miguel Ángel Cardenal hasta la fecha.
Guillermo Amaya Brenes
Acrílico sobre madera
8 x 23 x 1,5 cm
Año 2018
Juego de Jenga intervenido
15 x 15 x 10 cm
Año 2019
Juego de Jenga intervenido
15 x 15 x 10 cm
Año 2019
Acrílico sobre madera
21 x 21 x 21 cm
Año 2018
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