Es condición de nuestra especie – o debería de serlo – la continua búsqueda del “yo” auténtico: taladrda hasta el suicidio de máscaras y carcasas empoderadas por el software desarrollado desde nuestra gestación por pasados y presentes que anulan capacidades, dificultan sentimientos más reales y nos hacen juzgar y ser juzgadas.
Es aquí donde se unen vida y muerte, verdes y rojos, pájaros y tiburones, cervezas y diamantes: y cuando el infinito nos hace darnos cuenta de que lo importante es la búsqueda, dejando a un lado hasta dónde podemos llegar.
Los cantos de Paola Vecchi invitan a su Ultracosmos: desnudez generosa, frágil y natural como el kiwi, a quienes pongan por delante la seguridad del mástil el riesgo a salir a cenar con octópodos y saltar vallas jugando al poker con sirenas.
En otros mundos, si miramos nuestras manos, somo capaces de recordar el as que al no pensar guardamos en la manga, y la sentencia que la lucidez, parafraseando a la gran diosa, gravó en el fuego de la cordura: “salimos a buscar huellas a la selva cuando tenemos el elefante en casa”.
Texto: David Prado.
Edición de /10
Impresión sobre papel fotográfico
210 x 100 cm
2016
Edición de /10
Impresión sobre papel fotográfco
100 x 70 cm
2016
Edición de /10
Impresión sobre papel fotográfco
100 x 70 cm
2016
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100 x 70 cm
2016
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Impresión sobre papel fotográfco
210 x 100 cm
2016
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100 x 70 cm
2016
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2016
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100 x 70 cm
2016
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100 x 70 cm
2016